TEMA 10.- LA ÉPICA LATINA (Virgilio y Lucano)

1.- Orígenes y características del género épico.

    Se entiende por épica aquellas manifestaciones literarias de carácter narrativo que cuentan con un lenguaje solemne las hazañas legendarias de héroes o los orígenes míticos de un pueblo. El narrador es omnisciente (conoce el pasado y el futuro de los personajes) y se alternan la narración y el diálogo entre los personajes.

 En el origen y desarrollo del género épico en Roma podemos observar estas características propias:

- Influencia homérica: en la aparición y el auge de la poesía épica latina fue decisivo el descubrimiento de la literatura y de la mitología griegas, especialmente de La Ilíada y La Odisea de Homero, por parte de los romanos.

- Utilización de la historia nacional como argumento épico: ya desde el principio, de las dos tendencias posibles en los temas del género épico (el poema de asunto mitológico, helenizante, y la epopeya nacional, concebida como exaltación de la propia historia), los romanos se inclinaron preferentemente hacia la segunda. Sólo el genio de Virgilio consiguió armonizar los dos modelos, al unir el origen de los romanos con un héroe mitológico, el troyano Eneas, que huyó de Troya tras la destrucción de la ciudad por los griegos y llegó al Lacio, donde sus descendientes fundarán la ciudad de Roma.

- Influencia de la poesía alejandrina: a comienzos del siglo I a.C. se descubre en Roma a los poetas griegos del siglo III a.C. que, reunidos en Alejandría, habían creado una poesía mitológica erudita. De la influencia de este tipo de poesía surgen en Roma una serie de poemas narrativos extensos de tema mitológico, escritos en hexámetros dactílicos. A este tipo pertenecen los “epilios” de los poetas neotéricos y, muy especialmente, las Metamorfosis de Ovidio, donde se recopilan numerosos mitos que acaban en un cambio de forma de algún personaje mitológico.

- Función didáctica y moral: en la épica romana, igual que en la historiografía, se ofrecen al lector enseñanzas morales a través de las acciones de sus héroes, que reflejan valores como el sacrificio, el cumplimiento del deber y la lealtad a Roma. También aparecen reflexiones y opiniones políticas.

2.-La épica latina arcaica.

    Livio Andrónico, poeta tarentino del siglo III a.C., tradujo, o más bien realizó una versión libre de la Odisea en versos saturnios. La Odusia es la primera producción literaria en latín, ejerció una enorme influencia y fue utilizada en las escuelas. Solo se conservan unos 50 versos donde se observa la sustitución de elementos griegos por los  romanos, como los nombres de los dioses.

    Nevio fue el autor de la primera epopeya nacional romana que a finales del siglo III publicó con el título de Bellum Punicum (la guerra púnica entre romanos y cartagineses), un poema en versos saturnios sobre la primera guerra púnica en la que había participado personalmente. De su obra solo se conservan escasos fragmentos. Al principio narraba la llegada de Eneas a Italia y unía así un acontecimiento histórico (la primera guerra púnica) con la leyenda de Eneas y el origen troyano de Roma.

    Ennio consolida la épica latina definitivamente. Su poema Annales es considerada como la epopeya nacional romana hasta la aparición de la Eneida de Virgilio. Era una obra en 18 libros, de los que sólo se conservan fragmentos, sobre la historia de Roma hasta su época (s. II a.C.). Su importancia en el desarrollo del género es grande, no sólo porque fue el primero en utilizar el hexámetro sino también porque fue el creador de un lenguaje épico en Roma. Toda la obra de Ennio contiene un sentimiento típicamente romano, un gran amor y admiración por Roma y por las hazañas de sus héroes.

3.-La épica latina clásica de época augústea.

 La “Eneida” de Virgilio

  Es la gran obra de Virgilio y el poema épico latino por excelencia. Narra las aventuras del troyano Eneas, personaje que ya aparecía en La Ilíada de Homero, desde la caída de Troya hasta su posterior asentamiento en Italia y las luchas que le enfrentaron a los pueblos vecinos que no aceptaban a los troyanos. Cuando Virgilio lo toma como héroe de su obra, era ya ampliamente conocida su relación mitológica con los fundadores de Roma (Rómulo y Remo), a través de los descendientes de su hijo Iulo Ascanio, primer rey de la mítica Alba Longa y antepasado de la gens Julia a la que pertenecían Julio César y el propio Octavio Augusto, con el que Virgilio tenía una gran amistad. Es evidente lo que la obra tiene de homenaje al emperador Augusto. Las características de la obra son:

Características políticas: la Eneida es un poema nacionalista en el que no sólo Roma sino también Italia forma parte de los acontecimientos. Se escribió en la época de Octavio Augusto y coincidió con el gran proyecto de restauración nacional emprendido por éste, así que:

- Glorifica a la familia del emperador Octavio Augusto (los Julios), entroncándolo con Eneas y con Marte (padre de Rómulo y Remo) y Venus (madre de Eneas).

- Es el gran poema nacional romano: Roma necesitaba una obra con la que identificarse y que ensalzara sus orígenes y su glorioso destino. La Eneida busca la exaltación de los valores nacionales y de la propia supremacía romana sobre el resto del mundo y en ella se resaltan las hazañas y el gobierno de Augusto y los logros y aspiraciones de su recién nacido Principado, no expuestos directamente como materia narrativa, sino en forma de digresión profética o fabulosa: 

- en el libro I, Júpiter pasa revista a la historia de Roma hasta la época de Augusto; 

-en el libro VI la sombra (el espíritu o alma, caracterizado como una sombra) de su padre Anquises, cuando Eneas entra en los infiernos,  revela a Eneas el destino de Roma como dominadora y civilizadora de pueblos; 

-por último, Virgilio aprovecha el recurso épico a la descripción de las armas (libro VIII), tomado directamente de Homero, para realizar una descripción de la historia de Roma que culmina con la victoria de Accio y el triunfo de Octavio Augusto.  

Características literarias: La Eneida es un modelo de perfección en una obra literaria, sobre todo por:

- La perfecta adaptación del hexámetro griego y el desarrollo del léxico apropiado.

- La imitación en el argumento de las obras de Homero: la Eneida tiene 12 libros, de ellos los seis primeros se asemejan a la Odisea (se narran las aventuras de Eneas hasta llegar al Lacio) y los otros seis a la Ilíada (se narran las luchas de Eneas contra los latinos en el Lacio). A la influencia homérica se debe también la presencia de los dioses y sus interferencias en la vida humana

Virgilio logra unir en el poema el presente y el pasado, la historia y la leyenda con gran habilidad. El poema comienza cuando Eneas y sus compañeros llevan ya algunos años vagando en busca de la tierra donde, según el mandato de los dioses, han de fundar una nueva ciudad. Eneas, con los Penates de la destruida Troya, con su padre Anquises y su hijo Ascanio, vaga asistido por su madre Venus durante mucho tiempo por el mar, cuando una tempestad los arroja a las costas de África. Allí se está levantando Cartago, la futura rival de Roma. Recibido hospitalariamente por la reina Dido, Eneas hace un relato de la destrucción de Troya y de los acontecimientos posteriores. Narra a continuación Virgilio los amores de Eneas y Dido, que se ven obstaculizados por Júpiter, quien recuerda a Eneas la misión encomendada por los "hados"; Eneas parte y Dido se quita la vida. Estos episodios ocupan los primeros cuatro libros, destacando de entre ellos la destrucción de Troya, narrada con tono verdaderamente épico en el libro II, y los amores de Dido y Eneas, que ocupan todo el libro IV de un gran valor dramático y centrado en torno a la figura de Dido, uno de los personajes más logrados del poema. La primera parte del poema termina con el descenso de Eneas al infierno, narrado en el libro VI; allí contempla los espíritus de personas desaparecidas y recibe de su padre Anquises una visión profética sobre sus descendientes. Es éste un libro de una gran belleza formal y dotado, al mismo tiempo, de un importante contenido ideológico y filosófico; en él se exponen las ideas de Virgilio, tomadas del Neoplatonismo, acerca de la vida de ultratumba y de la reencarnación.

Los seis libros siguientes, de mayor contenido narrativo y tono épico, narran la llegada a Italia de Eneas y sus compañeros y sus luchas principalmente con los rútulos por el dominio de Italia. Destacan en estos libros algunos episodios, como el de Niso y Euríalo (libro IX) de gran valor dramático, el ataque de las amazonas dirigidas por Camila y, muy especialmente, el combate final entre Turno y Eneas que termina con la victoria de este último.

Uno de los aspectos más criticados del poema virgiliano es el tratamiento de los personajes, en concreto el de Eneas. Se acusa a Virgilio de crear un personaje excesivamente frío, atento solamente a la voluntad de los dioses y con poca vida. Es más un héroe humano que un héroe guerrero como los homéricos. El segundo personaje en importancia es Dido, la reina de Cartago enamorada de Eneas que se suicida cuando Eneas parte de Cartago rumbo a Italia. Virgilio nos la presenta como una víctima de los dioses. Es quizá la figura más lograda de la Eneida y está llena de fuerza y pasión humana. 

- El estilo elaborado y perfectamente estructurado de la obra.

Aunque Virgilio imita a Homero y se inspira en él, su concepción de la poesía es ya muy distinta. Homero es el representante de una épica primitiva, pensada para ser recitada con acompañamiento musical, su intención era exclusivamente cautivar y entretener. Virgilio, por su parte, es un poeta erudito: su obra es producto de un intenso estudio de las fuentes y de los modelos tanto griegos como latinos y su intención principal es glorificar a Roma mediante una obra hecha para la lectura, no para entretener a un público mediante la recitación. 

 La Eneida es una obra de extraordinaria perfección estilística y métrica, aunque su autor pidió en su testamento que se destruyera por considerarla inacabada. Virgilio es el creador de un lenguaje poético clásico de extraordinaria perfección formal. Su estilo se caracteriza por la variedad de tonos (líricos y dramáticos) y por la cuidada selección de términos: alterna la utilización de neologismos y de arcaísmos que dan solemnidad al texto. Logró además una perfecta adaptación del hexámetro griego a la lengua latina.

- El gran dramatismo en los momentos cumbre de la obra.

Desde el punto de vista de la evolución del género épico, la Eneida se distancia de todos los poemas anteriores: por primera vez en un poema épico se insertan en la narración recursos y tonos literarios dramáticos y líricos. Virgilio varía el tono del poema según los momentos y alterna con gran naturalidad la solemnidad épica con el lirismo más puro y con momentos de fuerte dramatismo. 

Características religiosas: Eneas es un hombre piadoso  (“pius”), adjetivo que describe al hombre que cumple con el destino que le han reservado los dioses, que en su caso es buscar una nueva tierra para su pueblo y ser el antepasado de los romanos. Roma existirá porque los dioses lo han querido y estos no darán tregua a Eneas hasta hacerlo llegar al Lacio, la región de Italia donde sus descendientes fundarán Roma. El glorioso destino de Roma también es la voluntad de los dioses.

 Junto a la maquinaria mitológica, tomada del mundo homérico, aparecen en el poema, tratadas con gran respeto, antiguas creencias y prácticas religiosas, que estaban profundamente ancladas en la tradición romana. Enaltece los sentimientos de piedad y religión, rasgos característicos de la antigua Roma y que Augusto intentaba restaurar. Construye así una obra de gran humanidad: el poeta canta al hombre que sufre para obedecer su destino y no al guerrero que combate.


 Influencia de la Eneida en la literatura posterior:  

    Ninguna otra obra ha ejercido tanta influencia en la literatura universal como la Eneida. Siguiendo su ejemplo se escribieron los grandes poemas épicos medievales como el Alexandreis del francés Chatillon (origen de nuestro Libro de Alexandre). Dante se inspira en ella para su Divina Comedia, Torcuato Tasso para su Jerusalén Liberada, Luis de Camoes para su Os Lusiadas, Alonso de Ercilla para La Araucana, John Milton para El paraíso perdido, y grandes poetas como Schiller, Víctor Hugo o Baudelaire fueron influidos por la gran obra de Virgilio.

4.-La épica neroniana: Lucano y la Farsalia.

    La única obra de Lucano que se nos ha conservado es La Farsalia, poema épico-histórico en hexámetros que tiene como tema principal la guerra civil entre Julio César y Pompeyo. La obra se compone de 10 libros. El poema está inconcluso y su redacción se vio interrumpida en el libro X por la muerte de su autor. El poema es exclusivamente histórico. Renuncia totalmente a los elementos míticos tradicionales y coincide en algunos aspectos con los historiadores romanos, como por ejemplo, en el pesimismo, que va aumentando a medida que la obra avanza y que era tan típico de los historiadores desde Salustio hasta Tácito; también en las descripciones geográficas y en los discursos para caracterizar indirectamente a los personajes. En general, es una obra anticlásica, en ella hay una contraposición a Virgilio, el modelo clásico. Los cambios respecto a la tradición clásica son fundamentalmente los siguientes:

- El ya comentado cambio temático. El poema es exclusivamente histórico. Renuncia a los elementos míticos tradicionales. La épica había celebrado hasta entonces los orígenes y la grandeza de Roma: Lucano canta la disolución y el fin de esa grandeza. Los romanos la han llevado hasta ese punto con la corrupción y la discordia.

- La ausencia de dioses y de aparato mitológico. Lucano destierra completamente a los dioses de su obra. Estos no tienen ninguna incidencia en el desarrollo de la acción. En el centro del poema está el hombre como responsable único de sus actos.

- Al no poder explicarse los acontecimientos por intervención divina los hechos se explican de forma racional. Las causas de la guerra civil fueron analizadas minuciosamente por Lucano.

- El poema está dedicado al emperador Nerón. Es él y no los dioses o las Musas su inspirador.

- También rompe la tradición virgiliana el hecho de que la Farsalia no tenga un héroe unívoco. Hay tres figuras en la obra con entidad  para ser considerados héroes: César, Pompeyo y Catón, pero Lucano no se inclina con claridad por ninguno de ellos.

El estilo es retórico, que se manifiesta con diversos procedimientos: amplificaciones, repetición de ideas, aliteraciones, quiasmos, etc. Utiliza con frecuencia descripciones coloristas y discursos artísticamente elaborados, así como sentencias y frases lapidarias que se han convertido en citas célebres. Es un estilo difícil, usando palabras corrientes pero con significados no usuales.

5.- Otras obras épicas menores de época posterior

En época de la dinastía Flavia hay autores de poca entidad en el género épico: Papinio Estacio, Valerio Flaco, Silio Itálico y Claudio Claudiano. Papinio Estacio compuso La Tebaida, un largo poema épico-mitológico sobre el enfrentamiento de Eteocles y Polinices, hijos de Edipo, por el poder en Tebas, y La Aquileida, sobre la infancia de Aquiles. De Valerio Flaco se conservan ocho libros de su poema épico Las Argonáuticas, sobre la expedición de los argonautas en busca del vellocino de oro y los amores de Jasón y Medea. Silio Itálico escribió un poema épico sobre la segunda guerra púnica, que tituló Punica. De Claudiano se conservan tres libros de su Rapto de Proserpina, sobre el mito del mismo nombre.

 

EJERCICIOS

Lee los siguientes fragmentos de La Eneida y La Farsalia y responde a las cuestiones planteadas:

VIRGILIO, Eneida
LIBRO II, 1-57

ENEAS COMIENZA EL RELATO DE LA CAÍDA DE TROYA


Todos enmudecieron y atentos mantenían el rostro fijo en él. Entonces desde su alto diván el padre Eneas comenzó a hablar así:«Imposible expresar con palabras, reina, la dolorosa historia que me mandas reavivar:cómo hundieron los dánaos la opulencia de Troya y aquel reino desdichado, la mayor desventura que llegué a contemplar y en que tomé yo mismo parte considerable. ¿Qué mirmidón o dólope o soldado de Ulises, el del alma de piedra, contando tales cosas lograría poner freno a sus lágrimas? Además ya va la húmeda noche bajando con presura desde el cielo y las estrellas que se van poniendo nos invitan al sueño. Pero si tantas ansias sientes por conocer nuestras desgracias y escuchar en contadas palabras la agonía de Troya, por más que recordarlo me horroriza y rehúye su duelo, empezaré:

Los jefes de los dánaos, quebrantados al cabo por la guerra, patente la repulsa de los hados —son ya tantos los años transcurridos—, construyen con el arte divino de Palas un caballo del tamaño de un monte y entrelazan de planchas de abeto su costado. Fingen que es una ofrenda votiva por su vuelta. Y se va difundiendo ese rumor. A escondidas encierran en sus flancos tenebrosos la flor de sus intrépidos guerreros y llenan hasta el fondo las enormes cavernas de su vientre de soldados armados.
A la vista de Troya está la isla de Ténedos, sobrado conocida por la fama. Abundaba en riquezas mientras estuvo en pie el reino de Príamo, hoy sólo una ensenada, fondeadero traidor para las naves. Hasta allí se adelantan los dánaos y se ocultan en la playa desierta.
 

Nosotros nos creímos que ya se habían ido y que a favor del viento habían puesto rumbo hacia Micenas. Y la Tróade toda se libera de su larga congoja. Se descorren de par en par las puertas.
Disfrutan en salir y examinar el campamento dorio y en ver las posiciones desiertas y la playa abandonada.
«Aquí acampaban las tropas de los dólopes, aquí el feroz Aquiles, en este espacio emplazaban la armada. Allí solían combatir en línea de batalla con nosotros». Los unos boquiabiertos ante el funesto don a la virgen Minerva se pasman de la mole del caballo. Y el primero, Timetes, incita a que lo acojan dentro de la muralla y que quede instalado en el alcázar, fuera por traición, o porque ya la suerte de Troya estaba así fijada. Pero Capis y aquellos que eran de parecer más avisado mandan que se eche al mar la treta de los griegos, aquel don sospechoso, que se le prenda fuego por debajo y se queme en sus llamas, o se barrene y escudriñe los huecos escondrijos de su vientre.
El vulgo tornadizo se divide afanoso entre ambos pareceres.
 

Entonces Laoconte, adelantado a todos —va seguido de un espeso tropel—, baja corriendo airado de lo alto del alcázar y de lejos:
«¡Qué enorme insensatez, desventurados ciudadanos! ¿Pensáis que se ha alejado el enemigo? ¿O suponéis que hay dádiva alguna de los dánaos que carezca de insidia? ¿Esa es la idea que tenéis de Ulises? O en ese leño ocultos encubren los aqueos su celada, o es ingenio de guerra fabricado contra nuestras murallas para tender la vista a nuestras casas y lanzarse de lo alto a la ciudad, o cela alguna treta. No os fiéis, troyanos, del caballo. Sea ello lo que fuere, temo en sus mismos dones a los dánaos».
Dijo y girando su imponente lanza con poderoso impulso la disparó al costado y al armazón combado del caballo. Quedó hincada temblando y sacudido por el golpe el vientre, resonaron rompiendo en un gemido sus huecas cavidades. Y a no haberlo estorbado el designio divino, a no estar obcecada nuestra mente, ya nos había instado Laoconte a destrozar a punta de hierro los argivos escondrijos y Troya aún estaría en pie y tú te mantendrías todavía, alto alcázar de Príamo.

En esto, otro prodigio más importante y harto más pavoroso nos sobreviene, tristes de nosotros, y trastorna nuestros desprevenidos corazones. Laoconte, designado en suerte sacerdote de Neptuno, estaba en el altar acostumbrado sacrificando un corpulento toro. Hete aquí que de Ténedos sobre el hondo mar calmo —me horrorizo al contarlo— dos serpientes de roscas gigantescas se vuelcan sobre el piélago y hermanadas tienden hacia la orilla.  El pecho entre las ondas enhiestan y su cresta sanguinolenta señorea el Ponto. El resto de su cuerpo se desliza sobre el agua en enormes espiras ondulantes. Brama a su paso el mar espumeante. Alcanzan ya la orilla. Con los ojos ardiendo en sangre y llamas, sus vibrátiles lenguas van lamiendo los belfos silbantes. Escapamos al verlas sin sangre en nuestras venas.
Derechas a Laoconte van las dos. Pero primero abraza cada una el tierno cuerpo de uno de sus hijos y lo ciñen en sus roscas, y a mordiscos se ceban en sus miembros desdichados. Después, al mismo padre que acudía en su auxilio dardo en mano lo arrebatan y en ingentes barzones lo encadenan. Y enroscadas dos veces a su tronco y plegando sus lomos escamosos otras dos a su cuello, aún enhiestan encima las cabezas y cervices erguidas. Él forcejea por desatar los nudos con sus manos —las ínfulas le chorrean sanguaza y negro tósigo— al tiempo que va alzando al cielo horrendos gritos cual muge el toro herido huyendo el ara cuando de su cerviz sacude la segur que ha errado el golpe.  Los dragones en tanto huyen reptando hasta la altura de los templos camino del alcázar de la cruel Tritoniay a los pies de la diosa se ocultan bajo el ruedo de su escudo. Entonces sí que cunde un pavor nunca visto por los ánimos aterrados de todos. Dicen que Laoconte ha pagado la culpa que su crimen merecía por profanar el roble sagrado con su hierro, disparando la impía lanza contra su flanco. Hay que llevar la imagen a su templo e implorar con plegarias el poder de la diosa —piden a grandes voces—.
 

Abrimos una brecha en la muralla y allanamos los baluartes de la ciudad. Se entregaron todos a la tarea. Van calzando a los pies del caballo rodillos corredizos. Y en torno de su cuello tienden sogas de cáñamo. Remonta nuestros muros la máquina fatal preñada de guerreros. Alrededor van niños y niñas entonando sacros cánticos. Disfrutan tocando la maroma con sus manos. Ella, amenazadora, va subiendo y se va deslizando hasta el mismo centro de la ciudad.
¡Oh, patria! ¡Oh, Ilión, morada de los dioses! ¡Oh, muralla dardania afamada en la guerra! Cuatro veces se para en el mismo dintel de la puerta el caballo y resuenan cuatro veces las armas de su vientre. Con todo aún apremiamos aturdidos, ciegos de frenesí. Y en nuestro sacro alcázar emplazamos el monstruo de desgracia. También entonces Casandra abre sus labios anunciando los hados inminentes,labios nunca creídos de los teucros por mandato de un dios.
Nosotros desdichados —aquel sería el último día de nuestra vida— vamos por la ciudad enguirnaldando los templos de los dioses.

Gira entre tanto el cielo e irrumpe del Océano la noche
envolviendo en el ruedo de su sombra la tierra, el firmamento y los dolos mirmidones. Los troyanos esparcidos en torno a la muralla se han sumido en silencio. El sopor va oprimiendo sus miembros fatigados. Ya la falange argiva desde Ténedos en formación las naves avanzaba entre el silencio amigo de la velada luna, proa a la conocida ribera, cuando la nave real da al aire su almenara, y Sinón protegido por el hostil designio de los dioses, a escondidas, descorre las compuertas de pino a los dánaos ocultos en su vientre. Y el caballo de par en par abierto los devuelve a los aires y del cóncavo roble gozosos se deslizan por la cuerda tendida Tesandro con Esténelo, el par de capitanes, y el despiadado Ulises, Acamante y Toante, Neoptólemo el nieto de Peleo, y el guía Macaón y Menelao y el mismo Epeo, tracista del engaño.
Invaden la ciudad hundida en sueño y vino, dan muerte a los guardianes y, francas ya las puertas, van acogiendo a todos sus camaradas y unen las tropas como habían concertado.

 

Preguntas:

1) ¿A qué obra y género pertenece el texto? (0,25 punto) 

Respuesta: el texto pertenece a la Eneida, obra del género épico.

2) ¿Quién es su autor? (0,25 punto)

Respuesta: su autor es Virgilio, poeta del siglo I a.C. 

3) Describa brevemente las características de este género (1 punto)

Se entiende por épica aquellas manifestaciones literarias de carácter narrativo que cuentan con un lenguaje solemne las hazañas legendarias de héroes o los orígenes míticos de un pueblo. El narrador es omnisciente (conoce el pasado y el futuro de los personajes) y se alternan la narración y el diálogo entre los personajes. 

En el género épico en Roma podemos observar estas características principales:

- Influencia homérica: en la poesía épica latina fue decisivo el descubrimiento de la literatura y de la mitología griegas, especialmente de La Ilíada y La Odisea de Homero, por parte de los escritores romanos, que tomaron de ellas temas, personajes y estructuras literarias, además del hexámetro dactílico, el metro que Homero usó en sus versos.

- Utilización de la historia nacional como argumento épico: ya desde el principio, de las dos tendencias posibles en los temas del género épico (el poema de asunto mitológico, helenizante, o la epopeya nacional, concebida como exaltación de la propia historia), los romanos se inclinaron preferentemente hacia la segunda. Sólo el genio de Virgilio consiguió armonizar los dos modelos, al unir el origen de los romanos con un héroe mitológico, el troyano Eneas, que huyó de Troya tras la destrucción de la ciudad por los griegos y llegó al Lacio, donde sus descendientes fundarán la ciudad de Roma.

- Influencia de la poesía alejandrina: a comienzos del siglo I a.C. se descubre en Roma a los poetas griegos del siglo III a.C. que, reunidos en Alejandría, habían creado una poesía mitológica erudita. De la influencia de este tipo de poesía surgen en Roma una serie de poemas narrativos extensos de tema mitológico, escritos en hexámetros dactílicos. A este tipo pertenecen los “epilios” de los poetas neotéricos y, muy especialmente, las Metamorfosis de Ovidio, donde se recopilan numerosos mitos que acaban en un cambio de forma de algún personaje mitológico.

- Función didáctica y moral: en la épica romana, igual que en la historiografía, se ofrecen al lector enseñanzas morales a través de las acciones de sus héroes, que reflejan valores como el sacrificio, el cumplimiento del deber y la lealtad a Roma. También aparecen reflexiones y opiniones políticas.

 4) Identifique en el texto alguna de las características del género que ha mencionado (0’5 punto)

Respuesta: En el texto, Eneas le habla a la reina de Cartago, Dido, quien después de acoger a Eneas en su palacio, le ha pedido que le cuente cómo los griegos destruyeron Troya, un tema mitológico que aparecía ya en La Ilíada y La Odisea de Homero. En estas obras griegas se inspira Virgilio para escribir La Eneida, que es la historia del héroe troyano Eneas desde que huye de la destruida Troya hasta que llega a Italia, donde sus futuros descendientes fundarán la ciudad de Roma. Se unen, por tanto, la narración de las hazañas del héroe Eneas con la de los orígenes del pueblo romano. También se usa el verso que usó Homero, el hexámetro dactílico (aunque en la traducción en prosa no se pueda observar este uso). Además, en el texto podemos observar el uso de un lenguaje elevado y solemne y la alternancia de la narración con el diálogo entre los personajes.

 

5) ¿A quién le va a contar Eneas su historia? (0,5 punto)

Respuesta: Eneas le va a contar su historia a la reina Dido, quien lo ha invitado a su palacio agasajándolo con todo tipo de atenciones debido a la fama de su invitado. Allí, en medio de un banquete, Eneas es escuchado por la reina y los asistentes al banquete.

5) ¿Qué relación tienen los dánaos, los dólopes, los mirmidones o Ulises con la historia de Eneas? (0,5 punto)

Respuesta: Todos ellos son griegos que participaron en la guerra de Troya, destacando Ulises (su nombre en griego es Odiseo), a quien se le ocurrió la idea del caballo de madera que supondría el final de la guerra.

5) ¿Por qué se le llama a Eneas "el padre"? (0,5 punto)

Respuesta: A Eneas se le llama "el padre" porque en la Eneida se cuenta cómo sus descendientes serían los romanos. Así, Eneas es considerado como el padre de los romanos.   

5) ¿Quién es Palas y qué relación tiene con la guerra de Troya? (0,5 punto)

Respuesta: Palas era un sobrenombre de Minerva, la diosa de la guerra y la sabiduría (en Grecia era llamada Atenea). Palas protegía a los griegos en la guerra de Troya y además le inspiró a Ulises la idea del caballo de madera. 

5) ¿Quién era Príamo? (0,5 punto)

Respuesta: Príamo era el rey de Troya cuando los griegos le declararon la guerra a los troyanos porque Paris, uno de los hijos de Príamo, raptó a Helena, la esposa del rey griego de Esparta, Menelao.

5) ¿Quiénes eran los dorios y Aquiles? (0,5 punto)

Respuesta: Los dorios eran una tribu griega que participó en la guerra de Troya y Aquiles era el mejor guerrero de los griegos (era inmortal en todo su cuerpo excepto en el talón, a donde los dioses desviaron una flecha que acabó con su vida)

5) ¿Por qué al caballo de madera se le llama "el funesto don a la virgen Minerva"? (0,5 punto)

Respuesta: Se le llama así porque los troyanos, al verlo, creyeron que era una ofrenda de los griegos a la diosa Minerva, patrona de Troya, y lo metieron dentro del alcázar de la ciudad, pero dentro llevaba escondidos a soldados griegos que luego abrirían las puertas de las murallas al resto de sus compañeros para terminar de destruir Troya.

5) ¿Quién era Laoconte? (0,5 punto)

Respuesta: Laoconte era un sacerdote del dios Apolo en Troya. Alertó a sus conciudadanos del peligro del caballo de madera, pero estos no hicieron caso de sus advertencias. Fue devorado, junto con sus dos hijos, por dos serpientes marinas.

5) ¿Qué dos causas pone Eneas para que no hicieran caso de Laoconte y destruyesen al caballo de madera? (0,5 punto)

Respuesta: En el texto Eneas expone dos causas  para que los troyanos no hicieran caso de las advertencias de Laoconte sobre el caballo de madera: el designio divino (también llamado "hado", una especie de profecía o destino de obligado cumplimiento por dioses y hombres) y que las mentes de los troyanos estaban obcecadas en aquel preciso momento.

5) ¿Qué dos explicaciones da Laoconte al caballo de madera? (0,5 punto)

Respuesta: Según Laoconte, "o en el caballo ocultos encubren los aqueos su celada,o es ingenio de guerra fabricado contra nuestras murallas para tender la vista a nuestras casas y lanzarse de lo alto a la ciudad."

5) ¿Cómo murió Laoconte? (0,5 punto)

Respuesta: Laoconte muere, junto con sus dos hijos, devorado por dos serpientes marinas que los troyanos creen enviadas por los dioses porque Laoconte se opuso a meter el caballo de madera dentro de Troya.

5) ¿Quién era la diosa a la que llaman "Tritonia" y qué relación tiene con las serpientes de las que se habla en el texto? (0,5 punto)

Respuesta: Tritonia era un sobrenombre de Minerva. Cuando las serpientes matan a Laoconte y sus hijos, se refugian en la estatua de Minerva que había en el templo junto al alcázar de Troya.


5) ¿Quién era Casandra? ¿Qué hados inminentes anuncia? ¿Por qué no la creen los teucros? (0,5 punto)

Respuesta: Casandra era hija de Príamo, el rey de Troya. Era sacerdotisa del dios Apolo, y obtuvo de este el don de la profecía (aunque luego la castigó con que nadie la creyese). Ella advierte a los troyanos del peligro del caballo de madera, pero estos no la creen y meten el caballo dentro de la ciudad.

5) ¿Quién era Sinón y qué papel tiene en la destrucción de Troya? (0,5 punto)

Respuesta: Sinón era un guerrero griego que persuadió a los troyanos para que metieran el caballo de madera dentro de Troya, haciéndose pasar por un desertor del ejército griego. Luego abrió la compuerta del  vientre del caballo para que salieran los soldados griegos ocultos en él y destruyeran Troya junto con el resto de los soldados griegos que esperaban fuera de las murallas, y que entraron en Troya gracias a Sinón. 
 

LIBRO VI 678-795
 

ENCUENTRO DE ENEAS CON SU PADRE EN EL ELÍSEO


Estaba a la sazón su padre Anquises en el fondo de un valle verdegueante, afanado en pasar revista pensativo a unas almas encerradas allí, que un día subirían a gozar de la luz. Entonces casualmente recontaba todos sus descendientes, los que serían sus amados nietos. Pensaba en su destino, en su fortuna, en sus personas, en sus lances de guerra.
Al punto en que vio a Eneas avanzando a su encuentro sobre el césped tendió a él enardecido sus dos manos, inundadas en llanto las mejillas, y prorrumpió en un grito: «¡Has venido por fin! Tu amor filial en que tu padre tenía puesta el alma, triunfó de los rigores del camino. Me es dado ver tu rostro, hijo, y oír tu voz que conozco tan bien y hablar contigo. Sí, mi alma lo esperaba. Me imaginaba que habías de venir y contaba los días. No me engañó mi afán. ¿Qué tierras, qué anchos mares has cruzado antes de que pudiera yo acogerte? ¿Qué riesgos, hijo mío, has arrostrado? ¡Cuánto temí que el poderío de Libia te llegara a dañar!»
Pero él: «Tu imagen, padre, tu entristecida imagen, que acudía a mi mente tantas veces, me ha impelido a este umbral. Anclada está la flota en aguas del Tirreno. Dame a estrechar tu mano, padre mío, y no esquive tu cuello mis abrazos».
Diciendo esto, las lágrimas le iban regando el rostro en larga vena. Tres veces porfió en rodearle el cuello con sus brazos y tres veces la sombra asida en vano se le fue de las manos lo mismo que aura leve, en todo parecida a un sueño alado.
En esto, avista Eneas en un valle apartado un bosque solitario, resonante su fronda de susurros, y ve el río Leteo que fluye por delante de aquel lugar de paz. En torno a su corriente revolaban las almas de tribus y de pueblos incontables, como por las praderas en el claro sosiego del estío las abejas van posando su vuelo en cada flor y se derraman en torno a la blancura de los lirios. Resuena su zumbido por toda la campiña. Eneas a su vista inesperada, ignorando lo que es, pregunta por su causa, qué río es el que tiene allí delante y quiénes son aquellos que llenan apiñados sus riberas.
A esto su padre Anquises: «Son las almas a las que destina el hado a vivir otra vez en nuevos cuerpos. A orillas del Leteo están bebiendo el agua que libra de cuidados e infunde pleno olvido del pasado. Por cierto que hace tiempo estaba deseando hablarte de ellos, mostrarlos a tu vista y recontar la serie completa de los míos para que todavía te alegres más conmigo de haber llegado a Italia». 

«Pero, ¿es posible, padre, creer que hay almas que remonten el vuelo desde ahí hasta la altura de la tierra y vuelvan otra vez a la torpe envoltura de los cuerpos? ¿A qué ese loco afán de los desventurados por volver a la luz?»
«Te lo voy a aclarar, no te tendré suspenso, hijo» —replica Anquises—. Y le revela todos los secretos por su orden. 

«Ante todo sustenta cielo y tierra y los líquidos llanos y el luminoso globo de la luna y los titánicos astros un espíritu interno y un alma que penetra cada parte y que pone su mole en movimiento y se infunde en su fábrica imponente. En él tienen su origen los hombres y los brutos y las aves y cuantos monstruos cría el mar bajo su lámina de mármol. Conservan estos gérmenes de vida ígneo vigor de su celeste origen en tanto no les traba la impureza del cuerpo ni embota su terrena ligadura, y sus miembros destinados a la muerte. De aquí nace en las almas su temor y ansiedad, sus duelos y sus gozos. Encerradas en las tinieblas de su ciega cárcel, no logran percibir las libres auras. Ni aun el día postrero, cuando la vida ha abandonado el cuerpo, alejan todo el mal de sí los desgraciados ni todas las escorias de la carne. Y es forzoso que muchas por misteriosa traza perduren arraigadas en lo hondo de las almas. Por eso las someten a castigos con que pagan las penas de las culpas pasadas. Unas penden tendidas al soplo inconsistente de los vientos, otras lavan la mancha de su culpa abajo, en el enorme regolfo borboteante, otras se purifican por el fuego. Cada uno de nosotros sufre su expiación entre los muertos. Después se nos envía allá, a través del espacioso Eliseo. Pero pocos logramos permanecer en los rientes campos. Sólo el lapso de días y de días, cuando el ciclo del tiempo está cumplido, acaba por borrar la mancha inveterada y vuelve a su pureza del etéreo principio y la centella de impoluta lumbre. A todas esas almas, cuando gira la rueda del tiempo un millar de años, llama un dios en nutrido tropel a orillas del Leteo, por que, perdido todo recuerdo del pasado, tomen a ver la bóveda celeste y comience a aflorar en ellas el deseo de volver a los cuerpos».

Deja de hablar Anquises y va llevando a su hijo a una con la Sibila hasta el centro de aquella densa turba vocinglera, y ocupa un altozano para tomar de frente la larga hilera de héroes y conocer sus rostros según pasan.
«Ahora ven, te haré ver qué gloria le reserva el porvenir al linaje de Dárdano, qué traza de herederos itálicos te aguardan y las almas ilustres que han de llevar un día nuestro nombre. Te voy a revelar tu destino. Aquel joven, ¿lo ves? —va apoyado en su lanza sin hierro— que la suerte ha emplazado más cercano a la luz, será el primero en subir a las auras de la altura llevando ya mezclada sangre itálica. Es Silvio, nombre albano, hijo tuyo postrero que te dará tu esposa Lavinia, don tardío, avanzada tu edad, y criará en los bosques, rey y padre de reyes. Nuestra raza por él mandará en Alba Longa. El que le sigue de cerca es Procas, gloria de la nación troyana. Y Capis y Númitor, que renovará tu nombre, Silvio Eneas, excelso como tú por la piedad de su alma y por las armas si llegara a ganar un día el trono de Alba. ¡Qué mozos! ¡Míralos! ¡Cómo resalta en ellos su pujanza y cómo llevan sombreadas sus sienes de hojas de encina cívica!
Éstos te fundarán Nomento, Gabios, la ciudad de Fideno y en lo alto de los montes alzarán el alcázar Colatino y Pomecios y el castillo de Inuo y Bola y Cora. Así se llamarán esas ciudades que hoy son tierra sin nombre.

Mira también a aquél, Rómulo, hijo de Marte, que se unirá a su abuelo y seguirá a su lado, a quien Ilia, su madre, dará vida de la sangre de Asáraco. ¿Ves cómo el doble airón se alza en su frente, y cómo le designa desde ahora con su emblema su padre para el mundo de allá arriba? ¡Mira, hijo, con su auspicio aquella Roma extenderá gloriosa su dominio a los lindes de la tierra y su ánimo a la altura del Olimpo! Y cercará de un muro sus siete ciudadelas, gozosa con su prole de héroes. Tal la diosa del monte Berecinto recorre coronada de torres las ciudades de Frigia en su carroza, ufana de su prole de dioses, estrechando en sus brazos a cien nietos, todos ellos divinos, todos ellos moradores de la celeste altura. Ahora vuelve los ojos y contempla a este pueblo, tus romanos. Éste es César, ésta es la numerosa descendencia de Julo destinada a subir a la región que cubre el ancho cielo. Éste es, éste el que vienes oyendo tantas veces que te está prometido, Augusto César, de divino origen, que fundará de nuevo la edad de oro en los campos del Lacio en que Saturno reinó un día y extenderá su imperio hasta los garamantes y los indios, a la tierra que yace más allá de los astros, allende los caminos.

 

Preguntas:

1) ¿A qué obra y género pertenece el texto? (0,25 punto) 

Respuesta: el texto pertenece a la Eneida, obra del género épico.

2) ¿Quién es su autor? (0,25 punto)

Respuesta: su autor es Virgilio, poeta del siglo I a.C. 

3) Describa brevemente las características de este género (1 punto)

Se entiende por épica aquellas manifestaciones literarias de carácter narrativo que cuentan con un lenguaje solemne las hazañas legendarias de héroes o los orígenes míticos de un pueblo. El narrador es omnisciente (conoce el pasado y el futuro de los personajes) y se alternan la narración y el diálogo entre los personajes. 

En el género épico en Roma podemos observar estas características principales:

- Influencia homérica: en la poesía épica latina fue decisivo el descubrimiento de la literatura y de la mitología griegas, especialmente de La Ilíada y La Odisea de Homero, por parte de los escritores romanos, que tomaron de ellas temas, personajes y estructuras literarias, además del hexámetro dactílico, el metro que Homero usó en sus versos.

- Utilización de la historia nacional como argumento épico: ya desde el principio, de las dos tendencias posibles en los temas del género épico (el poema de asunto mitológico, helenizante, o la epopeya nacional, concebida como exaltación de la propia historia), los romanos se inclinaron preferentemente hacia la segunda. Sólo el genio de Virgilio consiguió armonizar los dos modelos, al unir el origen de los romanos con un héroe mitológico, el troyano Eneas, que huyó de Troya tras la destrucción de la ciudad por los griegos y llegó al Lacio, donde sus descendientes fundarán la ciudad de Roma.

- Influencia de la poesía alejandrina: a comienzos del siglo I a.C. se descubre en Roma a los poetas griegos del siglo III a.C. que, reunidos en Alejandría, habían creado una poesía mitológica erudita. De la influencia de este tipo de poesía surgen en Roma una serie de poemas narrativos extensos de tema mitológico, escritos en hexámetros dactílicos. A este tipo pertenecen los “epilios” de los poetas neotéricos y, muy especialmente, las Metamorfosis de Ovidio, donde se recopilan numerosos mitos que acaban en un cambio de forma de algún personaje mitológico.

- Función didáctica y moral: en la épica romana, igual que en la historiografía, se ofrecen al lector enseñanzas morales a través de las acciones de sus héroes, que reflejan valores como el sacrificio, el cumplimiento del deber y la lealtad a Roma. También aparecen reflexiones y opiniones políticas.

 4) Identifique en el texto alguna de las características del género que ha mencionado (0’5 punto)

Respuesta: En el texto, Eneas, el protagonista de la Eneida, baja a los infiernos guiado por la Sibila de Cumas, y se encuentra con el alma (en el texto se le llama "la sombra") de su difunto padre Anquises. Tras un efusivo saludo, Anquises le describe a su hijo el lugar y le presenta las almas de sus futuros descendientes, entre ellos la de Rómulo, el fundador de Roma, y las de Julio César y el primer emperador de Roma, Octavio Augusto.

Entre las características del género épico que podemos ver en el texto anterior están:

a)  el poema épico narra las hazañas de un héroe legendario de un pueblo o nación (en este caso, las hazañas de Eneas, el troyano de cuya estirpe proceden los romanos) o los orígenes míticos de un pueblo. El narrador es omnisciente (conoce el pasado y el futuro de los personajes) y se alternan la narración y el diálogo entre los personajes. 

b) en el poema épico aparecen también dioses, que intervienen en la historia que se cuenta en él (aquí se nombra a los dioses Marte y Saturno y a la diosa Cibeles)

c) el lenguaje o vocabulario de los poemas épicos es elevado y majestuoso (como podemos ver en el texto, con presencia de muchas palabras específicas propias de un lenguaje técnico, muchas veces culto y grandilocuente)

d) se hace una alabanza de la nación romana a través de la enumeración de los descendientes de Eneas que serán personajes históricos relevantes en la historia de Roma: Rómulo, César, Augusto... 

e) los personajes de los poemas épicos están sometidos a fuerzas sobrenaturales que les obligan a actuar de una determinada manera (los hados): en este caso será Eneas el que debe cumplir con las obligaciones que le imponen los dioses y el hado, que no son otras que fundar la estirpe romana a partir de su propia estirpe descendiente de los troyanos.

f) influencia homérica: el descenso de Eneas a los infiernos se inspira en el descenso a los infiernos de Odiseo, aconsejado por la bruja Circe, cuando este pretende conocer el camino de regreso a su casa (en el infierno, el adivino Tiresias le explica cómo será su regreso)

 

5) ¿Por qué Eneas viaja a los infiernos? ¿Con quién se encuentra allí? (0,5 punto)

Respuesta: Eneas viaja a los infiernos para recibir información acerca de su futuro. Allí se encuentra con el alma de su padre Anquises, quien le muestra el lugar y a los que allí residen.

5) ¿Qué es el Leteo? (0,5 punto)

Respuesta: El Leteo es un río del infierno, de donde beben las aguas las almas que después de olvidar sus anteriores vidas se reencarnan  en otros cuerpos.

 

 5) Nombra algunos de los descendientes de su estirpe que ve Eneas en los infiernos y su importancia histórica. (0,5 punto)

Respuesta: Entre los descendientes de su estirpe que Eneas ve en los infiernos destacan Rómulo ( el mítico fundador de Roma), Julio César (el brillante general romano que conquistó las Galias y que fue asesinado en el edificio del Senado por algunos romanos que temían que se proclamara dictador) y el emperador Octavio Augusto (quien era coetáneo de Virgilio, el autor de la Eneida, y a quien este alaba en su obra).


 
LIBRO XII 888-952 

DESENLACE DEL COMBATE ENTRE TURNO Y ENEAS

Y le increpa enfurecido: «¿Qué nueva dilación cabe ahora? ¿A qué retrocedes ya, Turno? No es corriendo, es mano a mano, en el duro choque de las armas, como tenemos que luchar. Toma todas las trazas que desees, acude a los recursos de coraje o destreza que posees, elévate volando, si es tu gusto, a la altura de los astros, enciérrate en la cóncava sima de la tierra».

 Turno entonces meneando la cabeza: «No es tu ardoroso reto lo que me atemoriza, mi arrogante rival. Los dioses me amedrentan. Es Júpiter que está ya contra mí». Sin decir más, mirando en derredor ve un pedrejón, un viejo pedrejón que estaba allí, por dicha en el llano plantado como muga por dirimir litigios en los campos. Apenas lograrían alzarlo en sus espaldas doce hombres escogidos de la talla de los que cría ahora la tierra. El héroe lo prende con mano apresurada, se empina cuanto puede y lo blandía ya hacia su rival lanzándose a su encuentro a la carrera. Pero ni mientras corre hacia él ni mientras alza las manos y da impulso a la imponente piedra, se da cuenta de nada. Le vacilan las rodillas. Se le cuaja la sangre helada de pavor. Y el pedrejón del héroe va girando a través del espacio vacío, pero no llega a recorrerlo todo ni le alcanza su tiro. Y lo mismo que en sueños cuando en la noche oprime nuestros párpados un lánguido reposo, nos parece queremos apresurar ansiosos en vano ¡ay! la carrera y a mitad del espacio caemos fatigados, la lengua desfallece, las fuerzas habituales no logran sostenernos ni acude a nuestros labios la voz ni las palabras, así por donde intenta abrirse paso el coraje de Turno, se le opone la horrenda diosa. Giran imágenes diversas por su mente. Y mira hacia los rútulos y vuelve la vista a la ciudad. Amedrentado vacila. Le estremece el acoso apremiante de la lanza. Y no ve a dónde huir ni con qué fuerzas acometer a su enemigo, ni da por sitio alguno con su carro ni con su hermana que lo guía. Mientras vacila, Eneas blande contra él la lanza en que va su destino. Logran sus ojos la ocasión que buscaban y con todas sus fuerzas la arroja desde lejos. No hay piedra disparada por máquina de guerra que cruja con tan sordo estridor ni estalla nunca el rayo con tan hórrido estruendo. Como negro turbión va volando la lanza, la portadora de la horrenda muerte. Le atraviesa el orillo de la cota y penetra por el borde del ruedo de las siete láminas que recubren el broquel y rechinando le traspasa el muslo. Al golpe cae en tierra, doblada la rodilla, el corpulento Turno. Yérguense a una los rútulos rompiendo en un gemido. Y todo el monte resuena en derredor y el eco de su son rebota por el haz de los sotos escarpados.

 Turno tendido en tierra eleva suplicante hacia él los ojos y adelanta implorando la diestra: «Lo tengo merecido. No te pido piedad —prorrumpe—. Haz uso de tu suerte. Pero si la aflicción de un padre infortunado puede llegarte al alma —tú también has tenido en Anquises un padre que sabía de dolores— compadécete de la vejez de Dauno, y devuélveme vivo, o si así lo prefieres, este cuerpo privado de la luz, llévaselo a los míos. Has vencido. Me han visto los ausonios tender las manos derrotado. Lavinia es tuya. No lleves más lejos tu rencor» 

Feroz en su armadura, revolviendo los ojos, en pie, frena Eneas su diestra. Y ya el ruego de Turno comenzaba a ablandar su ánimo cada vez más vacilante, cuando aparece a sus ojos en lo alto del hombro del caído el tahalí infortunado y refulge en su cinto el oro de las bolas que le eran conocidas. Era el tahalí del joven Palante, al que Turno logró herir y vencido postró en tierra. Él lo ostentaba por divisa fatal sobre sus hombros. Cuando Eneas fue hundiendo la mirada en el trofeo, en aquel memorial de su acerbo dolor, ardiendo en furia, en arrebato aterrador: «¿Y tú, vistiendo los despojos de aquel a quien yo amaba, te me vas a escapar de las manos? Es Palante, Palante el que con esta herida va a inmolarte y se venga en tu sangre de tu crimen». Prorrumpe. Hirviendo en ira le hunde toda la espada en pleno pecho. El frío de la muerte le relaja los miembros y su vida gimiendo huye indignada a lo hondo de las sombras. 

Preguntas:

1) ¿A qué obra y género pertenece el texto? (0,25 punto) 

Respuesta: el texto pertenece a la Eneida, obra del género épico.

2) ¿Quién es su autor? (0,25 punto)

Respuesta: su autor es Virgilio, poeta del siglo I a.C. 

3) Describa brevemente las características de este género (1 punto)

Se entiende por épica aquellas manifestaciones literarias de carácter narrativo que cuentan con un lenguaje solemne las hazañas legendarias de héroes o los orígenes míticos de un pueblo. El narrador es omnisciente (conoce el pasado y el futuro de los personajes) y se alternan la narración y el diálogo entre los personajes. 

En el género épico en Roma podemos observar estas características principales:

- Influencia homérica: en la poesía épica latina fue decisivo el descubrimiento de la literatura y de la mitología griegas, especialmente de La Ilíada y La Odisea de Homero, por parte de los escritores romanos, que tomaron de ellas temas, personajes y estructuras literarias, además del hexámetro dactílico, el metro que Homero usó en sus versos.

- Utilización de la historia nacional como argumento épico: ya desde el principio, de las dos tendencias posibles en los temas del género épico (el poema de asunto mitológico, helenizante, o la epopeya nacional, concebida como exaltación de la propia historia), los romanos se inclinaron preferentemente hacia la segunda. Sólo el genio de Virgilio consiguió armonizar los dos modelos, al unir el origen de los romanos con un héroe mitológico, el troyano Eneas, que huyó de Troya tras la destrucción de la ciudad por los griegos y llegó al Lacio, donde sus descendientes fundarán la ciudad de Roma.

- Influencia de la poesía alejandrina: a comienzos del siglo I a.C. se descubre en Roma a los poetas griegos del siglo III a.C. que, reunidos en Alejandría, habían creado una poesía mitológica erudita. De la influencia de este tipo de poesía surgen en Roma una serie de poemas narrativos extensos de tema mitológico, escritos en hexámetros dactílicos. A este tipo pertenecen los “epilios” de los poetas neotéricos y, muy especialmente, las Metamorfosis de Ovidio, donde se recopilan numerosos mitos que acaban en un cambio de forma de algún personaje mitológico.

- Función didáctica y moral: en la épica romana, igual que en la historiografía, se ofrecen al lector enseñanzas morales a través de las acciones de sus héroes, que reflejan valores como el sacrificio, el cumplimiento del deber y la lealtad a Roma. También aparecen reflexiones y opiniones políticas.

 4) Identifique en el texto alguna de las características del género que ha mencionado (0’5 punto)

Respuesta: En el texto, Eneas, el protagonista de la Eneida, es desafiado por Turno, rey de los rútulos, a un combate singular. El vencedor será el esposo de Lavinia, la hija de Latino, rey de los latinos, y su pueblo será el vencedor de la guerra entre los troyanos de Eneas y los rútulos de Turno y el dominador de la región del Lacio. Eneas hostiga a Turno, y este comienza a sentir temor. Eneas hiere con la lanza a Turno, que por su parte tira a su contrincante una enorme piedra que no lo alcanza. Ya rendido, Turno pide a Eneas que le perdone la vida y se quede con Lavinia. El troyano duda al principio, pero al darse cuenta de que Turno lleva armas de Palante, carga de nuevo y mata al rey rútulo.

Entre las características del género épico que podemos ver en el texto anterior están:

a)  el poema épico narra las hazañas de un héroe legendario de un pueblo o nación (en este caso, las hazañas de Eneas, el troyano de cuya estirpe proceden los romanos) o los orígenes míticos de un pueblo. El narrador es omnisciente (conoce el pasado y el futuro de los personajes) y se alternan la narración y el diálogo entre los personajes. 

b) en el poema épico aparecen también dioses, que intervienen en la historia que se cuenta en él ( aquí se nombra al dios Júpiter)

c) el lenguaje o vocabulario de los poemas épicos es elevado y majestuoso (como podemos ver en el texto, con presencia de muchas palabras específicas propias de un lenguaje técnico, muchas veces culto y grandilocuente)

d) los personajes de los poemas épicos están sometidos a fuerzas sobrenaturales que les obligan a actuar de una determinada manera (los hados): en este caso será Eneas el que debe cumplir con las obligaciones que le imponen los dioses y el hado, que no son otras que fundar la estirpe romana a partir de su propia estirpe descendiente de los troyanos.

 

5 ) ¿Quién era Turno y por qué es un personaje importante en la Eneida? (0,5 punto)

Respuesta: Turno es el rey de los rútulos, tribu del Lacio con la que se enfrentan Eneas y los troyanos cuando llegan a esta región del centro de Italia. Ambos (Turno y Eneas) pretenden casarse con Lavinia, hija del rey de los latinos, llamado Latino. Al final de la obra, Turno y Eneas se enfrentan en un combate singular cuyo vencedor se casará con Lavinia y cuyo pueblo será también el vencedor de la guerra. Eneas mata a Turno en este combate y será el futuro esposo de Lavinia.  

 5) ¿Quién era Palante y por qué Eneas dice que es Palante quien va a matar a Turno? (0,5 punto)

Respuesta: Palante es el hijo de Evandro, rey de los arcadios, aliados de Eneas en su lucha contra los rútulos en el Lacio. A Palante lo mató el rey de los rútulos, Turno, quien le quitó el tahalí o cinturón que sostenía su espada. Luego Eneas, al ver que Turno lleva el tahalí de Palante, se llena de furia y lo mata diciendo que es Palante el que lo va a matar.

LUCANO, FARSALIA
LIBRO I, 1-55
 

GUERRA CIVIL Y ELOGIO DE NERÓN 

Guerras más que civiles cantamos, libradas en las llanuras de Ematia, y el crimen investido de legalidad, y un pueblo poderoso que, con su diestra vencedora, se revolvió contra sus propias entrañas; la lucha entre formaciones de la misma sangre y, rota la alianza para la tiranía, el enfrentamiento, con intervención de todos los efectivos del universo trastornado, para abocar a un delito que afectó por igual a ambos bandos; enseñas alineadas frente a enseñas iguales y hostiles, idénticas águilas frente a frente y picas amenazando a idénticas picas.
¿Qué locura, ciudadanos, qué desenfrenado abuso de las armas es ése de ofrecer la sangre latina a pueblos odiados? Y, cuando debía despojarse a la orgullosa Babilonia de los trofeos ausonios y la sombra de Craso andaba errante sin haber sido aún vengada, ¿os plugo emprender unas guerras que no iban a proporcionaros ningún triunfo? ¡Ay, qué de tierras y mares hubieran podido conquistarse, con esta sangre que empapó las diestras de unos conciudadanos, en las regiones de donde viene Titán y en donde la noche esconde las estrellas, o bien por donde el mediodía se abrasa en horas ardientes o por la parte en que el rigor invernal, incapaz de suavizarse ni con la primavera, agarrota con los fríos de Escitia un mar helado!. Ya hubieran sido subyugados los seres, el Araxes bárbaro y hasta las poblaciones, si las hay allí afincadas, que conocen el nacimiento del Nilo.  

Después, si tamañas ansias tienes, Roma, de una guerra impía, una vez sometido el orbe entero a las leyes latinas, vuelve tus manos contra ti; pero hasta el momento no te han faltado enemigos en el exterior.
Ahora, en cambio, el hecho es que en las ciudades de Italia amenazan ruina los edificios, con sus techumbres a medio caer; grandes bloques de piedra yacen al pie de las murallas derrumbadas, las casas se encuentran abandonadas, sin que nadie las guarde, y en las antiguas ciudades sólo vaga algún que otro habitante; el hecho es, igualmente, que Italia está erizada de malezas, no se la ha arado en muchos años y faltan manos para los campos que las reclaman; no serás tú, Pirro feroz, ni será el Cartaginés el responsable de tamañas calamidades: a ningún arma extraña le es posible llegar tan hondo: las profundas de verdad son las heridas de brazos de conciudadanos.
 

Pero si los destinos no encontraron otra vía para la llegada de Nerón y a un precio tan caro conceden los dioses los reinados perdurables; si el cielo no pudo someterse al imperio de su Tonante sino tras las guerras de los Gigantes sanguinarios, entonces no nos quejamos más, oh dioses del cielo: incluso los crímenes y la impiedad los damos por buenos a cambio de esta compensación. Ya puede colmar de muertos Farsalia sus llanuras siniestras y saturarse de sangre los manes cartagineses; los últimos combates pueden ya entablarse en la funesta Munda; a estas fatalidades pueden añadirse, César, el hambre de Perusa y las fatigas de Módena, así como las naves que guarda sumergidas la escarpada Léucade y los combates contra armadas de esclavos al pie del Etna llameante: mucho es, con todo, lo que Roma debe a las guerras civiles, pues estos sucesos tuvieron como objetivo tu llegada. A ti, cuando, cumplida tu estancia en la tierra, te encamines, tarde, hacia los astros, el palacio de la región celeste que tú hayas preferido te acogerá en medio de la alegría del universo; tanto si te agrada empuñar el cetro como si prefieres subir al carro inflamado de Febo e iluminar con el fuego errante la tierra, que no tiene miedo ante este cambio de sol, toda divinidad te cederá su puesto, y la naturaleza te brindará el derecho, que te pertenece, de elegir qué dios quieres ser y dónde deseas establecer tu reinado sobre el mundo. Pero no deberás elegir tu asiento en el Círculo Ártico ni tampoco por donde se inclina la zona tórrida del austro, frente por frente: desde allí verías a tu querida Roma con sesgada trayectoria astral. Si haces sentir tu peso sobre una parte del éter inmenso, el eje del cielo acusará la carga. En el centro de la bóveda celeste mantén en equilibrio el peso del cielo; que esa parte del éter se encuentre totalmente límpida y vacía, y que por la zona del César no se interponga ni una nube. Entonces el género humano, depuestas las armas, mire por su propia felicidad y todos los pueblos se amen entre sí.

Preguntas:

1) ¿A qué obra y género pertenece el texto? (0,25 punto) 

Respuesta: el texto pertenece a la Farsalia, obra del género épico.

2) ¿Quién es su autor? (0,25 punto)

Respuesta: su autor es Lucano, poeta del siglo I. 

3) Describa brevemente las características de este género (1 punto)

Se entiende por épica aquellas manifestaciones literarias de carácter narrativo que cuentan con un lenguaje solemne las hazañas legendarias de héroes o los orígenes míticos de un pueblo. El narrador es omnisciente (conoce el pasado y el futuro de los personajes) y se alternan la narración y el diálogo entre los personajes. 

En el género épico en Roma podemos observar estas características principales:

- Influencia homérica: en la poesía épica latina fue decisivo el descubrimiento de la literatura y de la mitología griegas, especialmente de La Ilíada y La Odisea de Homero, por parte de los escritores romanos, que tomaron de ellas temas, personajes y estructuras literarias, además del hexámetro dactílico, el metro que Homero usó en sus versos.

- Utilización de la historia nacional como argumento épico: ya desde el principio, de las dos tendencias posibles en los temas del género épico (el poema de asunto mitológico, helenizante, o la epopeya nacional, concebida como exaltación de la propia historia), los romanos se inclinaron preferentemente hacia la segunda. Sólo el genio de Virgilio consiguió armonizar los dos modelos, al unir el origen de los romanos con un héroe mitológico, el troyano Eneas, que huyó de Troya tras la destrucción de la ciudad por los griegos y llegó al Lacio, donde sus descendientes fundarán la ciudad de Roma.

- Influencia de la poesía alejandrina: a comienzos del siglo I a.C. se descubre en Roma a los poetas griegos del siglo III a.C. que, reunidos en Alejandría, habían creado una poesía mitológica erudita. De la influencia de este tipo de poesía surgen en Roma una serie de poemas narrativos extensos de tema mitológico, escritos en hexámetros dactílicos. A este tipo pertenecen los “epilios” de los poetas neotéricos y, muy especialmente, las Metamorfosis de Ovidio, donde se recopilan numerosos mitos que acaban en un cambio de forma de algún personaje mitológico.

- Función didáctica y moral: en la épica romana, igual que en la historiografía, se ofrecen al lector enseñanzas morales a través de las acciones de sus héroes, que reflejan valores como el sacrificio, el cumplimiento del deber y la lealtad a Roma. También aparecen reflexiones y opiniones políticas.

 4) Identifique en el texto alguna de las características del género que ha mencionado (0’5 punto)

En este texto se habla de las guerras civiles romanas, presentadas como un conflicto monumental con repercusiones universales. Es este un tema que podemos considerar como perteneciente a la historia del pueblo romano, que tuvo varias guerras civiles, una de las cuales (la que enfrentó a los partidarios de César contra los de Pompeyo) es el que trata Lucano en su obra La Farsalia. Es decir, Lucano trata como argumento de su obra épica un acontecimiento de la historia nacional romana. Es, por tanto, un texto narrativo, con un narrador omnisciente, y en este caso, con personajes reales de la historia de Roma (César, Nerón...), aunque también  Roma aparece personificada en el texto como si fuera otro personaje más del mismo. 

Otra característica propia del género épico que podemos ver en el texto es su función didáctica y moral: aparecen en el texto reflexiones morales sobre las guerras civiles y opiniones políticas propias de su autor, cuando habla sobre los beneficios y perjuicios de las guerras civiles o se posiciona a favor del emperador Nerón.

 

5) ¿Está a favor o en contra de las guerras civiles el autor de este texto, Lucano? Razona tu respuesta. (0,5 punto)

Respuesta: Lucano está por un lado en contra de las guerras civiles porque tienen consecuencias dañinas para los pueblos: muerte de ciudadanos a manos de sus conciudadanos, destrucción y ruina económica, sobre todo. Y lo peor para los romanos es que mientras luchan en guerras civiles no están luchando contra los pueblos enemigos ni conquistando sus territorios, sino que están beneficiándolos, mientras estos ven cómo los romanos se matan entre ellos. Pero por otro lado, la guerra civil entre César y Pompeyo (el tema de su obra, la Farsalia) tuvo como consecuencia la llegada de un nuevo sistema de gobierno: el principado ( al que llamamos también imperio o dominado) que según Lucano ha hecho que Nerón, al que elogia descaradamente,sea el emperador más beneficioso para Roma.

5) ¿Qué consecuencias negativas tiene la guerra civil, según Lucano? (0,5 punto)

Respuesta: Según Lucano, las guerras civiles traen consecuencias negativas para los pueblos que las sufren. Entre otras, los crímenes que hacen unos ciudadanos contra sus conciudadanos, la destrucción de los edificios, el abandono de los campos y, sobre todo, en el caso de los romanos, el hecho de que dejen de luchar contra los pueblos enemigos y conquistar sus territorios, provocando que los enemigos se preparen mejor para luchar contra los romanos. 

5) ¿Tienen, según el autor, las guerras civiles alguna consecuencia positiva? (0,5 punto)

Respuesta: Según Lucano, la única consecuencia positiva de las guerras civiles en Roma es la llegada de un nuevo sistema de gobierno, el principado ( también llamado dominado o imperio) que ha llevado a Nerón, al que compara con un dios, al gobierno de Roma.


5) ¿A quién le está hablando el autor en este fragmento?  (0,5 punto)

Respuesta: Lucano hace varias  interpelaciones en este fragmento. Les habla al  principio a sus conciudadanos, luego a Roma ( a la que personifica) y al final se dirige al emperador Nerón, al que elogia y trata como a un dios.

5) Di dos elogios que Lucano hace del emperador Nerón en este texto. (0,5 punto)

Respuesta: Lucano elogia en este fragmento al emperador Nerón al final del mismo. Dice de él que, cuando muera, subirá al cielo, donde se convertirá en dios (algo que los romanos atribuían también a los demás emperadores) y será recibido en el palacio que elija con inmensa alegría de todo el universo. También dice que todos los dioses le cederán entonces su puesto en el cielo a Nerón y este podrá elegir qué dios desea ser y sobre qué parte del mundo desea reinar. Entonces reinará la paz en el mundo.





 

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